La pandemia de COVID-19 ha convertido la digitalización de procesos en las organizaciones en una necesidad. Sin embargo, muchas empresas aún están dudosas sobre las implicaciones de realizar el cambio.
En el caso de la FIEL para firma de contratos digitales, suele asumirse que muy pocas personas la tienen y que su uso se limita a cuestiones fiscales o gubernamentales. Probablemente hasta 2015 era el caso, pero ya no es así. Todos estos años han preparado el camino para masificar su uso en México.
En este artículo analizaremos los aspectos que han influido en ello.
Cada vez más personas cuentan con una e.firma
El mito más frecuentemente escuchado sobre la e.firma es que muy pocas personas cuentan con ella.
Esto es falso por dos razones. Primero, desde su surgimiento es obligatoria para ciertos sectores de la población en cuestión de impuestos. Segundo, en los últimos años se ha vuelto necesaria para trámites como el de cédula profesional electrónica y poco a poco se van sumando otros. De esta manera, tener un certificado de FIEL es está convirtiendo en la norma.
La adopción de la firma electrónica en México ha crecido tanto que hasta abril de 2020, 13.9 millones de personas físicas contaban con su certificado—cerca del 25 % de la población económicamente activa.
En el caso de organizaciones, todas las personas morales están obligadas a contar con su certificado de e.firma. La cifra actualmente asciende a 1.6 millones de personas morales con su respectiva FIEL, lo cual es relevante para tratos entre organizaciones, ya que es el certificado que utilizan los representantes legales.
Considerando su obligatoriedad y el incremento de personas obteniéndola en los últimos meses, la tendencia es que el número de personas con FIEL continúe al alza.
Pero ¿ha aumentado la adopción de la firma electrónica en contextos privados como la firma de contratos?
La adopción de la firma digital en contratos privados se ha extendido
El segundo mito entre las organizaciones es que aunque las personas tengan la herramienta para firmar electrónicamente, no están familiarizadas con su uso en el ámbito privado.
Si bien es cierto que la mayoría de las personas que cuentan con su e.firma únicamente suele utilizarla en el ámbito gubernamental, aquellos que se desenvuelven en entornos como organizaciones financieras están muy habituados a usarla para suscribir contratos digitales privados. Esto cada vez se extiende más hacia diferentes industrias.
Para muestra compartimos un dato de nuestra plataforma: comparando las cifras de nuevos firmantes en mayo 2020 contra la de nuevos firmantes el mismo mes de 2019, tuvimos un incremento cercano al 300 % en firmantes nuevos. Además, tan solo de marzo de 2020 a abril de 2020 el aumento fue del 180 %.
Se trata de decenas de miles de personas que constantemente se suman y que ya tienen experiencia usando su FIEL para firmar documentación electrónica como contratos.
Dado el creciente interés durante los últimos meses, consideramos que estos números continuarán aumentando.
Ahora bien, entre los equipos jurídicos de las organizaciones puede prevalecer una legítima preocupación: que los documentos firmados electrónicamente no sean valorados en juicios que los impliquen. ¿Qué sucede en los juzgados mexicanos?
Documentación electrónica enfrentándose al mundo real: los juicios
Afortunadamente sucede lo contrario. Decenas de contratos, pagarés y otros documentos firmados con en Mifiel se han presentado como pruebas en juicios en México, todos han obtenido resultados exitosos.
Así, los jueces ya están muy habituados a valorar documentación electrónica en contextos privados. Incluso gracias a la presunción de atribución de las firmas, prácticamente en todo aquel juicio en que la parte acusada niegue la firma electrónica, esta ha quedado imposibilitada de usar tal afirmación como táctica dilatoria.
Además antes de valorar documentación electrónica de tratos entre privados, los juzgadores mexicanos ya estaban acostumbrados a trabajar con pruebas firmadas electrónicamente en entornos gubernamentales, como documentación del SAT y de otras dependencias que han implementado la firma digital en sus procesos.
A pesar de ser distintos entornos, los mecanismos técnicos para validar las firmas son iguales, siendo así un proceso que conocían bien y que ha crecido gracias a los casos de documentos firmados en el ámbito privado.
Entonces, la adopción de la firma electrónica ha llegado hasta los tribunales mexicanos.
La adopción de la firma electrónica en México tiene un gran avance
¿Estás considerando implementar la firma digital en tus procesos como parte de tu plan de transformación digital?
Ahora sabes que no debes preocuparte por la falta de acceso de tus contrapartes a una FIEL, ni la inexperiencia de los firmantes utilizándola —principalmente en contextos privados—, ni una falta de historial comprobado en situaciones relevantes como juicios, ya que la realidad muestra lo opuesto.
En resumen, contrario a lo que generalmente se piensa, la firma electrónica de contratos no está dando sus primeros pasos en el país, sino que su adopción es relativamente avanzada en todo el ciclo y las partes que involucran al proceso.
¡No te quedes atrás! Implementa ya la firma electrónica en tus procesos organizacionales. Comunícate a nuestro chat, estaremos felices de poder orientarte.