La tecnología ha avanzado a pasos agigantados durante las últimas décadas, haciendo posibles cosas que eran impensables para nuestros abuelos. Desde comunicarnos con alguien al otro lado del mundo en tiempo real —y casi gratis—, hasta hacer movimientos bancarios desde el teléfono, la revolución tecnológica ha transformado por completo nuestras vidas, incluyendo nuestras vidas laborales.
No obstante, un aspecto que todavía parece firmemente anclado en el siglo XIX es la firma de documentos. Ya sea porque todavía da desconfianza hacer algunas cosas en línea, para los abogados ‘el papelito habla’, o simplemente la posibilidad de hacerlo no es muy conocida, lo cierto es que muchas empresas padecen un rezago en esta área.
Pero como dicen por ahí, ‘renovarse o morir’. Es un hecho que las empresas —y personas— que tengan la capacidad de adaptarse mejor a los cambios constantes de nuestra era serán las que sobrevivan y prosperen.
Sin embargo, no se trata de adoptar una tecnología sólo porque es novedosa y queremos ser punta de lanza (levanten la mano todos los que tienen cuando menos un ‘gadget’ arrumbado en un cajón). Lo más eficiente —e inteligente— es evaluar si dicha tecnología en realidad puede eficientar nuestros procesos y cuál sería la mejor forma de implementarla.
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En esta infografía puedes conocer un poco más sobre quién tiene e.firma en México. Si quieres hacer un pequeño muestreo para saber si tus firmantes cuentan con FIEL, te decimos cómo hacerlo.
La firma electrónica avanzada cuenta con presunciones legales que ofrecen una gran ventaja en caso de juicio. Puedes leer más al respecto en el siguiente artículo.
